Comenzamos les grabaciones para el nuevo proyecto en el cuarto día.
Fuimos a filmar a Noela, la segunda hija de una familia congoleña, alumna de 6º curso en el Institut Ngudia-Baka, que decidieron participar en un nuevo proyecto de educación para el desarrollo que estamos llevando a cabo. La filmación va encaminada a la creación de un video de sensibilización para alumnos de colegios catalanes en el que se quiere plasmar un día en la vida de una niña congolesa.
Cuando llegamos, la pequeña nos esperaba con su uniforme y cargada con la mochila. Así es como empezó nuestro paseo a la escuela. Son treinta minutos andando por caminos de tierra, arena y barro, llenos de baches -imaginaros el movimiento de la cámara- y la temperatura de ese día, que alcanzaba los 36 grados, tampoco ayudó. Cuando llegamos al colegio, fuimos recibidas con una canción de bienvenida cantada por todos los niños de la escuela, uniformados y en filas en el patio de la entrada principal.
A continuación, se iniciaron las clases, ese día un poco más tarde de lo normal a la espera de nuestra llegada, y fuimos pasando aula por aula filmando a los niños y a los profesores. En principio, la grabación estaba prevista únicamente en el aula de Noela, la niña protagonista, pero el director estaba encantado con nuestra visita y propuso la grabación de distintas aulas e incluso una entrevista a él mismo. Todo salió fenomenal y fuimos tratadas con mucha consideración: nos sentimos “importantes”.
Dejamos a los niños en el colegio y volvimos más tarde a grabar la salida a las 12 h. También grabamos el camino de vuelta a casa, en las mismas condiciones, eso sí, con un montón de niños pisándonos los talones atraídos por la cámara.
Llegamos a casa de Noela y, después de cambiarse el uniforme, que es igual para todos los colegios de la RDC, empezó sus tareas domésticas: barrer (el polvo que se acumula por la arena del camino es increíble), tender la ropa, etc. Parecía una niña tímida, muy educada y sumamente responsable, pero, poco a poco, va perdiendo el miedo a la cámara y junto con una amiga empiezan a aparecer las primeras sonrisas.
Por la tarde, no quedó otra que ordenar y organizar todas las fotos y grabaciones realizadas (muchos GB de información) y cargar baterías, nada fácil teniendo en cuenta los cortes de luz, para poder seguir al día siguiente.